Por: Juan Daniel Correa Salazar
@juandanielcorrea
@musica_creativa_de_colombia
Noviembre 5 de 2020
Desde que me dejaste, mi corazón perdió toda cordura.
Voy por la carretera, sin rumbo, amarrado a nada. Lanzado al vacío. Cayendo en picada:
She's a good girl, loves her mama
Loves Jesus and America, too
She's a good girl, crazy 'bout Elvis
Loves horses and her boyfriend, too…
…I'm a bad boy, 'cause I don't even miss her
I'm a bad boy for breakin' her heart
…I'm free, free fallin'
Tom Petty, y sus “rompecorazones”, abren esta nota en la que se hace manifiesto, una vez más, que la música es el camino más certero hacia la lírica. Hoy cargada con himnos de amor, galantería y melancolía sentimental.
¿El corazón? Me lo han – y, veleidosa e insensatamente, me lo he – roto mil y una veces.
Soy un amante improvisado. Misterioso. Apasionado.
Como Bob Dylan, me he sentido azul.
Y, como Picasso, rosa.
Quebrado.
Cuando más extraviado estoy, Galy Galiano me rescata. Más bien, termina de hundirme. Los sonidos populares aumentan la desazón; siempre con canciones tristes que abren las puertas a la conquista y el jolgorio. La música vuelve festiva cualquier situación:
Desnúdate ahora
Y apaga la luz un instante
Y hazme el amor, como lo haces
Con esos amantes
¡AY!, el deseo duele.
Como el mejor de los cuadros cubistas, gozo despedazando ese músculo que se expande y contrae sin tregua. ¿Será que un día de estos me parará en seco?
Éxtasis, cariño, pasión, ternura; y sangre en los ojos por ti.
Eterno quejido. El flamenco, la salsa, el rock están llenos de lamentos de amor descontrolado y descarriado. Así está mi corazón.
Palpitante.
Azul, Robert Zimmerman:
Woke up this morning, feeling blue
Seen a good-lookin' girl, can I make love with you
Hey, hey, babe, I got blood in my eyes for you
Sexo. Amor. Sexo. Amor. Sexo. Amor.
Un poco de esto, un poco de lo otro. Sal, pimienta, cilantro, limón, vino.
Son las técnicas de Gigoló que le aprendí a Charles King:
Histórico video. San Andrés corre por las arterias de ese escenario de Canal Capital a través de la estupenda aparición de Obie P, y con Louis James en la batería. En la guitarra, Franklim Montaño “el tsunami” dispara sabor. Tras bambalinas la que manda es Karen Pérez. Los dos tienen una hija: Keyrah, hermosa niña, ya gigantesca, bogotana del alma palenquera; la primera canción que Charles King cantó en los Estados Unidos. Así de melodiosa es esta historia. La música es vida; y la vida se transforma en música.
Con Iván Duque hace unos años ya, ¿Quién iba a pensar que llegaría a ser el presidente de Colombia?, llevamos al rey de la champeta al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington DC a escasas cuadras de la Casa Blanca donde hoy Biden y Trump se contonean sobre una cuerda floja cual bailarinas de cabaré. El tipo era el director del área de Cultura y Creatividad del banco.
Me dijo:
- “Juan Daniel, esta es una institución muy conservadora, ¿será mejor que Charles King no cante “el Chocho”?”
- Iván, si el palenquero fino no canta “el Chocho” no es Charles King.
-Cierto, ¡Que la cante!
Así se interpretó por primera vez el tema en tierras norteamericanas.
No es que él sea Gigoló,
Pero es que las viejas le pagan
¡Y pagan bien!
Lo malo es que los pesos se van más rápido de lo que llegan.
Acelero. La gasolina se acaba. Pierdo la cabeza. Me vuelvo a enamorar. Para terminar con el órgano mayor astillado de nuevo por tanta espina que encuentra a su paso:
Es la ley de la vida; un verdadero veneno, Poison, gringo, puertorriqueño y colombiano. Tanto amor, o a veces todo lo contrario, Héctor Lavoe, te vuelve vagabundo:
Pero no, no me preguntes nada
Hazlo si quieres por favor
Bebamos en la copa de la aurora
Y esta noche pecadora
Emborráchame de amor
Me embriago. Lloro. Río. Sueño. Gano. Pierdo.
Sigo.
No puedo detenerme; si no, me agarran y me llevan preso.
Un buen amigo me contó que su papá le dijo “quien pierde la vergüenza no sabe lo que gana”; lo asimilé. Abro los ojos, los cierro; continúo por la ruta. Antonio Aguilar, resuena en lo profundo de mi conciencia, y me pone a cantar:
Yo soy el aventurero
El mundo me importa poco
Cuando una mujer me gusta
Me gusta a pesar de todo
Me gustan
Las altas y las chaparritas
Las flacas, las gordas y las chiquititas
Solteras y viudas y divorciaditas
Me encantan las chatas de caras bonitas
Clásico de clásicos. ¡Éxito!
Aunque absolutamente moderado comparado al fenómeno de Yeison Jiménez, y la música popular, que recorre el territorio nacional a razón de más de 150 millones de “views”:
Yo, nunca he sido un santo
Más tampoco un diablo,
yo soy como soy
¡Soy un forajido!
Fuentedeoro, Meta, 5 de noviembre de 2020
Continúen en sintonía con la Playlist del Gomelo Champetuo:
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