Melodías malditas
- musicacreativacol
- 18 jul
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 21 jul
El Sonido Maldito del Violín Rojo

Por: Hember J. Saavedra
@hember.j.saavedra
@musica_creativa_de_colombia
El sonido de aquel violín era diferente. Su construcción, desde la pasión al fabricarlo hasta
su diseño, lo hicieron un violín simplemente perfecto… y quizá, mejor que un Stradivarius.
Niccolò Bussotti lo fabricó para su futuro hijo que aún no nacía, pero él y su madre no
salieron vivos de ese parto tortuoso y doloroso. Así fue como comenzó el viaje por
trescientos años, de aquel violín, de mano en mano, hasta ser subastado en el tiempo presente.
¿Pero qué era lo que realmente producía aquel sonido tan espectacular del violín, más allá de
su meticulosa construcción? ¿Fue debido al barniz mezclado con la sangre de la esposa de
Bussotti? Sí, y también a su diseño excepcional. Estas características lo convertían en un
instrumento profesional, único en su clase. Por ello, era elegido casi siempre por músicos
experimentados que reconocían su particularidad, su originalidad —aunque en ocasiones
terminó en manos de intérpretes mediocres o callejeros—. Su sonido era inconfundible: más
potente que el de otros violines, con un sustain armonioso que, al desvanecerse, descendía de manera suave y progresiva.
Solo existía un violín perfecto; pero también había algo... algo maldito. Su primer dueño, un niño prodigio de la música, murió; al igual que el niño que no alcanzó a vivir (su hijo), y como todos sus demás dueños de ahí en adelante. La sangre de la esposa de Bussotti, al igual que la de sus otros dueños se enfrió para siempre.
Gloomy Sunday : la misteriosa melodía de la muerte

A través del tiempo, “el arte se ha considerado como algo sumamente decorativo”, como dijo el gran músico argentino Luis Alberto Spinetta. Pero ¿qué ocurriría si existiera un automóvil maldito, como en la novela Christine de Stephen King? ¿O si, en este caso, existiera una canción que, al ser escuchada, provocara la muerte? Como si se tratara del llamado mismo de esta: una muerte antropomorfa, personificada; con vida.
Ahora bien, planteemos lo siguiente: ¿cómo compuso Rezső Seress esta canción? ¿Qué tiene
de particular? Y ¿por qué suena tan oscura, tan inquietante? ¿Por qué un sinnúmero de
personas fueron halladas sin vida después de escucharla o interpretarla?
A todas esas preguntas puedo dar una sola respuesta: “Gloomy Sunday” es una canción
escrita para la muerte. Es una despedida de la vida, una expresión de melancolía profunda y
desesperanza. Su atmósfera sombría puede resonar intensamente en quienes atraviesan un
estado de sufrimiento emocional, reforzando pensamientos autodestructivos.
La superstición juega un papel importante. Hay quienes, envueltos en ese clima fúnebre que emana la canción, se dejan arrastrar por la idea de que escucharla era un presagio o un llamado del más allá; como un pasaporte a la muerte, pues su letra y música invitan a la aflicción.

Lo cierto es que en el mundo han ocurrido hechos que han desencadenado otros, como una
bola de nieve que, al rodar, crece sin control. Pero ¿en qué consiste realmente la superstición? ¿Cómo es posible que ciertas experiencias —escuchar una canción— puedan
provocar consecuencias tan drásticas y fatales?
"Gloomy Sunday"… o en español: "Domingo sombrío" es una canción profana… donde no
se da valor a la vida, una melodía que, para algunos, fue inspiración para cruzar al otro lado.
Pero, ¿existe realmente una causa específica detrás de tales tragedias? Hasta hoy, sigue y seguirá siendo un caso inexplicable, trágicamente, un misterio envuelto en las sombras de la Parca.
Por otro lado, es importante destacar que el propio compositor de esta canción fue una de las
personas que acabó muriendo trágicamente por sus propias manos. ¿Fue acaso por haberla
compuesto?
Lo cierto es que los hechos hablan por sí solos. La canción provoca una inquietud innegable;
sin embargo, la vida de muchas personas se ve trastornada no necesariamente por la
existencia de una melodía asociada a la muerte, ni por situaciones cotidianas que, a simple
vista, no parecen tener relación con una tragedia. Lo que ocurre es que el ser humano, en
ocasiones es capaz de interpretar lo ordinario como extraordinario, y lo cotidiano como algo
fatal.
En todo caso, Domingo Sombrío es, ante todo, una obra musical, y así debe entenderse.
Queda a discreción del oyente decidir si creer en su supuesto poder oscuro… o simplemente
escucharla como una pieza más del repertorio de música melancólica de la historia.
Escrito por: 🎸 Hember J. Saavedra (31) – Guitarrista eléctrico y estudiante de Literatura en la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Entre acordes y palabras, explora nuevas formas de contar y sonar.
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